*Roque Acosta Ortiz
El presente artículo recoge parte de la revisión
bibliográfica realizada por el autor en el contexto de la investigación para la
realización de su tesis doctoral en comunicación cuyo objetivo es determinar la
brecha digital existente entre los profesores y sus estudiantes en el Curso de
Admisión de una universidad privada confesional de la ciudad de Asunción,
Paraguay. Un tópico fundamental del citado estudio es revisar qué dicen
diversos autores en torno a la Tecnologías de la Información y de la
Comunicación y su relación con las instituciones educativas.
Existe consenso
en los más altos niveles de la política mundial y regional que las TIC tienen
gran importancia para el futuro de la educación. Así se traduce en los
documentos de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (Ginebra 2003
y Túnez 2005), igualmente en los planes regionales como se puede encontrar en
el “Plan de Acción sobre la Sociedad de la Información de América Latina y el
Caribe, eLAC 2007.”
Sunkel (2006)
plantea que uno de los problemas claves de la relación entre las políticas
nacionales de educación y las TIC es la dificultad de ‘implantar’ en la
educación elementos que le son extraños, que no surgen ni se desarrollan dentro
de los sistemas educativos y por lo mismo no se instalan en ellos de manera
natural.
Con las TIC y
la educación se da una relación de ‘afuera’ hacia ‘adentro’, lo que requerirá
un proceso y un tiempo para las adecuaciones de las estructuras y lógicas
institucionales a las profundas transformaciones que se están operando en la
sociedad red.
Para algunos
autores, las TIC podrían llegar a constituirse en un importante factor
igualador de las sociedades, sobre todo en educación, en el sentido de que
ellas incluyen oportunidades para acceder a materiales de alta calidad desde
sitios remotos; aprender independientemente de la localización física de los
sujetos; acceder a un aprendizaje interactivo y a propuestas de aprendizajes
flexibles; desarrollar servicios para el aprendizaje que permitan superar la
situación de acceso limitado a información, sobre todo en los países pobres,
entre otras (Cfr. Sunkel, 2006, pág. 9).
Sin embargo,
sobre este punto, Tedesco (2005) llama la atención y señala que la
potencialidad democratizadora de las TIC en la educación no depende de ellas,
sino de los modelos sociales y pedagógicos en los cuales se utilicen. En
efecto, el citado autor sostiene que “para que las TIC se integren
efectivamente en un proyecto destinado a reducir las desigualdades, será
preciso que formen parte de un modelo pedagógico…” (pág. 14)
Sunkel (2006)
propone una visión social de las TIC.
De acuerdo con esta visión, las TIC no son una solución mágica para reducir las
desigualdades, sino que son herramientas que pueden ayudar a reducirlas, o las
terminan potenciando. Es decir, las “TIC nos son inherentemente beneficiosas
para el desarrollo…(sin embargo) las TIC han llegado para quedarse y, por
tanto, se requiere de una visión que las ponga al servicio del desarrollo
humano.” (pág. 10)
Cabero (2005)
subraya en este sentido que “tener acceso a la información no significa para
nada tener acceso al conocimiento, ni superar las dificultades y diferencias
culturales existentes, y menos aún desarrollar pautas y propuestas de acción.”
(pág. 4)
En un contexto
de profundas transformaciones sociales, es lógico que las instituciones de
educación superior se transformen para poder responder a las nuevas demandas y
exigencias que esta sociedad requiere. No podemos entrar en la contradicción de
dedicarnos a formar a personas para un tipo de sociedad en la cual no se van a
poder desenvolver. “Los tiempos cambian a tal velocidad, que no podemos
perderlo mirando al pasado.” (Cabero, 2005, pág. 4)
Con todo, podemos decir que no es en las TIC, ni en sus
características propias y específicas, sino en las actividades que llevan a
cabo profesores y estudiantes, en donde hay que buscar las claves para
comprender y valorar su impacto sobre la enseñanza y el aprendizaje. Un proceso
rico en posibilidades de comunicación, intercambio, acceso y procesamiento de
la información.
Hay evidencias
de que nos encontramos con una nueva generación de aprendices que no han tenido
que acceder a las nuevas tecnologías, sino que han nacido con ellas y que se
enfrentan al conocimiento desde paradigmas diferentes a los del pasado. Ello
supone un desafío enorme para los profesores, la mayoría de ellos inmigrantes digitales, y para las
instituciones educativas.
Hay un cierto
consenso entre los estudiosos en utilizar los conceptos nativos digitales y de inmigrantes
digitales para entender el mundo de los jóvenes y más precisamente las
diferencias de los niños y adolescentes con los adultos, así como las de los
estudiantes con sus profesores. Hay como una cierta fractura generacional que
se manifiesta en todos los ámbitos de la sociedad actual: familia, Iglesias,
instituciones educativas y, entre estas, la fractura generacional y la
distancia que existe en el aula entre estudiantes y profesores universitarios
en términos de apropiación de las TIC.
Quiroz (2011)
escribe que los nativos digitales
pasan su tiempo naturalmente en los entornos digitales, en tanto que los inmigrantes digitales se acercan
voluntariamente a estos espacios y se esfuerzan por adaptarse a las reglas.
Quiroz reconoce que los nativos digitales “leen menos libros, pero es también
verdad que están habituados a leer en formatos distintos y por varias
pantallas, porque su mundo es un mundo de imágenes.” (pág. 4)
Pese a lo dicho, no existe un solo
tipo de nativos digitales. Las
profundas diferencias socioeconómicas y culturales siguen separando a los más
jóvenes. La desigualdad no puede reducirse a un asunto material, de recursos
técnicos, sino más bien a un acceso desigual a los nuevos recursos de
individuación, muchos de los cuales están vinculados a los conocimientos
facilitados por la digitalización. Por ese motivo, muchos nativos por edad, no disponen de educación y las facilidades
propias a este universo de capacidades. (Quiroz, 2011, pp. 4-5)
En este
sentido, Quiroz se pregunta: “¿Son iguales los niños y adolescentes cuyas
familias facilitan el ejercicio de la opinión y el desarrollo de múltiples
capacidades, a aquellos de familias urbano-marginales y rurales, donde la
violencia familiar es más frecuente, el estímulo intelectual menor y la
educación de los padres más escasa?” (Quiroz, 2011, pág. 5)
De
hecho, nivel educativo y acceso a TIC son directamente proporcionales. Así lo
señalan, Britos et al (2011). La relación entre el acceso al computador e
Internet y la educación se ha verificado en varios estudios. En algunos países
la tenencia de computadora por parte de personas que solamente llegan hasta la
educación básica es infrecuente, y “Este es el caso de Paraguay en donde el 43
por ciento de los hogares con jefes de mayor nivel de educación tienen
computador y sólo un 2 por ciento de los que tienen enseñanza básica.” (CEPAL,
NNUU, 2007, p. 45)
En
el estudio citado más arriba, con cobertura en Centro y Latinoamérica se
plantea “En cuanto al acceso a Internet en hogares con miembros en la educación
universitaria, los porcentajes más altos se registran en Antigua (53,9 %), en
Santa Lucía (43,9 %) y en San Vicente y las Granadinas (40,1%); los porcentajes
más bajos son los de Paraguay (6,4 %) y Republica Dominicana (9,9 %). (CEPAL,
NNUU, 2007, p. 48).
Al respecto, Battro y Denham, en Trujano el al (2008),
sostienen que “El Estado
deberá garantizar y alentar este derecho de sus ciudadanos de transitar sin
problemas por los nuevos territorios del mundo digital”. (Pág. 60)
Los mismos autores, en
Trujano et al (2008), señalan la necesidad de crear el hábito digital,
partiendo de la premisa de que todo el proceso de la educación se basa en la
creación de nuevos hábitos. Y sugieren que una forma práctica de generar hábitos
digitales es la exposición continuada y sin restricciones a un ambiente
informatizado; pero además, se requiere que el uso de las nuevas tecnologías
tenga un significado personal para los usuarios.
Finalmente,
Battro y Denham afirman: “Es necesario transformar
nuestra mentalidad y comprender los elementos característicos de la era del
conocimiento para adaptar el sistema educativo a las nuevas demandas y
oportunidades socioculturales, económicas, tecnológicas, científicas y
organizacionales.” (Op.cit, pág. 62).
En este
contexto, Estalella (2007) resalta que en la sociedad red las empresas, los
políticos, las universidades y los padres, por citar solo algunos, deberían
estar muy atentos y empezar a rediseñar sus estrategias ante los nuevos
consumidores, usuarios, votantes, ciudadanos, hijos, estudiantes, etc., con los
que se tienen que relacionar. Hay un nuevo tipo de votantes, nuevos ciudadanos,
nuevos consumidores, nuevos estudiantes y nuevos hijos. En síntesis, hay un
nuevo tipo de ser humano, cuyo perfil, así como sus competencias y habilidades
con las TIC es necesario conocer y comprender para acompañarlo desde los
objetivos de cada institución social, según su naturaleza y finalidad propias.
Guilof y Farcas
(2007) afirman que esta nueva generación es diferente: “muchos, si es que no
todos, estudiantes de la generación de la red nunca han conocido un mundo sin
computadores, la web, viedojuegos, altamente interactivos y teléfonos
celulares.” (Pág. 51)
Al respecto,
Estalella (2007) afirma que los cambios que las tecnologías de la comunicación
introducen en nuestra sociedad deja el claro mensaje sobre la necesidad de
digitalizarse, so pena de desaparecer. Toda la sociedad debería entrar en un
proceso de reconversión digital.
Guiloff y Farcas (2007) citan los principios que guían a la
generación de la red:
- Interacción. Internet se ha convertido en un vehículo para la
interacción.
- Exploración. No nos es suficiente aceptar la palabra de un profesor.
Por el contrario, necesitamos desafíos.
- Relevancia. Los estudiantes buscan de manera consistente aplicaciones
prácticas de sus estudios en un contexto del mundo real.
- Multimedia. La canción complementa la prosa. Las fotografías acompañan
al video. Los debates se vuelven encuestas y discusiones en línea. Para la
generación de la red, prácticamente toda su vida se presenta en un formato
multimedia.
- Instrucción. Ya no utilizamos diccionarios; en cambio, vamos a
Dictionary.com (Guiloff y Farcas, 2007, pág. 56)
Consecuente con estos principios, Guiloff y Farcas (2007)
afirman que los estudiantes de la generación de la red quieren y buscan con
ansias la interactividad, ya sea con un computador, un profesor o un compañero.
Indican también que las clases tradicionales ya no satisfacen a estos
estudiantes porque las mismas se centran en la enseñanza, en tanto que ellos
quieren ser protagonistas activos de su aprendizaje.
El estudiante
promedio utilizará el computador para realizar tareas, chatear en línea,
revisar el correo electrónico y navegar por Internet. Los usuarios más avanzados
sabrán cómo escribir una página web simple, actualizar un blog personal, o
descargar música o películas – tal vez ilegalmente- y quemar CD. El usar el
computador se vuelve un imperativo ya no sólo desde las aulas sino en la vida
cotidiana. (Guiloff y Farcas, 2007, pág. 62)
Con respecto a
la nueva generación de estudiantes universitarios, Guiloff y Farcas (2007)
afirman que hay un choque cultural en las aulas entre los nativos y no nativos
digitales. Al respecto, sostienen:
En suma, el problema puede
caracterizarse como el enfrentamiento de dos tipos de experiencias que
colisionan entre sí y requieren de alguna forma de negociación. De una parte,
quienes construyeron sus vidas y sus profesiones apegadas a las tecnologías
anteriores; de la otra, quienes están haciendo sus vidas y preparándose para la
vida profesional de la mano de las tecnologías recientes, que desplazan a las
anteriores. Los primeros se ven exigidos de formidables adaptaciones, las que
son sentidas como amenazas. Los segundos, viven innovaciones como peces en el
agua, sintiéndolas propias y connaturales. El esfuerzo de comprensión,
ciertamente, corresponde a quienes se ven desafiados por las nuevas realidades.
(Guiloff y Farcas, 2007, pág. 12)
Sin embargo, en el ámbito de la educación –y
concretamente en la Universidad- los cambios necesarios no tienen que ver sólo
y fundamentalmente con la infraestructura tecnológica. En este sentido,
coincidimos con Pimienta (2007) cuando afirma que “las TIC no reemplazan la
pedagogía; un proyecto de educación con las TIC no va a funcionar si no se
integra la pedagogía en el nuevo entorno.” (Pág. 10)
Castells (2001) asume el hecho de que la gente, las
instituciones, las empresas y la sociedad en general, transforman la tecnología
apropiándosela, modificándola y experimentando con ella, como es el caso de
Internet, que es una tecnología de la comunicación. “Nuestras vidas se ven
profundamente afectadas por esta nueva tecnología de la comunicación. Por otro
lado, al utilizar Internet para múltiples tareas vamos transformándola. De esta
interacción surge un nuevo modelo socio-técnico.” (Pág. 19)
Castells (2001) subraya: “Lo que está claro es que Internet
es una tecnología particularmente maleable, susceptible de sufrir profundas
modificaciones debidas a su uso social, que pueden producir toda una gama de
consecuencias sociales que no deben ser proclamadas de antemano, sino
estudiadas a partir de su observación en la práctica.” (Pág. 19)
Concluye Castells (2001) la introducción de su libro “la
Galaxia Internet” afirmando: “Internet es un red de comunicación global, pero
los usos de Internet, su realidad en continua evolución es producto de la
acción humana, bajo las condiciones específicas de una historia diferencial.” (
pág. 21)
Por todo lo que antecede es que, precisamente, nos hemos
propuesto como desafío realizar nuestra propia observación sistemática de qué
sucede en una situación y con una población concreta en el acceso, uso y
transformaciones sociales que está produciendo Internet, en el contexto de las
TIC. En nuestro caso, la situación es la Universidad y la población la
constituyen los estudiantes y profesores de una de sus Unidades Académicas.
*Candidato a Doctor en Comunicación por la Universidad UNIACC de
Santiago de Chile. Director Académico de la Facultad de Filosofía y Ciencias
Humanas de la Universidad Católica de Asunción. Miembro fundador de la Red UNID
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